Ubicado al nororiente de la península de Yucatán, Yaxmuul es un cenote que ofrece una de las mejores opciones para conocer el hábitat natural de esta zona del país y del mundo maya.

A unos 15 minutos en automóvil desde la imponente zona arqueológica de Tulum, en la Riviera Maya, este sitio ecoturístico, que en español significa “cerro o promontorio verde”, es, desde hace algún tiempo, parte del gran abanico de atractivos de la península al mundo.

Ofrece una variedad de opciones naturales y propias de la herencia que los mayas y el cataclismo de hace 65 millones de años dejaron al planeta.

El sitio se encuentra en el kilómetro 241 de la carretera Chetumal-Puerto Juárez, que transita todo el litoral del estado y que conduce sin mayor problema a este edén que amalgama lo natural con la cultura maya y el Yucatán de hoy día.

Para acceder al cenote es necesario llegar al inicio de una vía de sacbé (camino blanco), propio de la región peninsular, cuyo suelo es calcáreo y calizo, consecuencia, como los cenotes, del meteorito que acabó prácticamente con toda la vida en el planeta hace 65 millones de años.

El de Yaxmuul es uno de los cientos de cenotes conocidos en la península que forma parte de una cadena de ríos subterráneos, algunos de ellos con desembocaduras a flor de tierra, como ojos de agua, o que asoman en grutas y oquedades como el llamado “Cenote Sagrado” de Chichén Itzá.

Pero llegar al Yaxmuul no es fácil, pues se encuentra tierra adentro y aunque es posible hacerlo a pie, la vía más utilizada es la de caballo que permite acceder a ese lugar tras poco más de media hora de camino, mismo tiempo que se toma para regresar a la civilización.

Ya una vez en el sitio, la majestuosidad del cenote se muestra tal como ha permanecido en los últimos millones de años en que la naturaleza le ha dado forma con las estalactitas y estalagmitas, puntas de piedra que sobresalen de la bóveda o del lecho de una cueva, en este caso, una con agua como el Yaxmuul.

El sitio ha sido hasta ahora bien preservado, aunque cuenta ya con iluminación que permite apreciar su belleza y sus cristalinas aguas que se regeneran constantemente con la corriente proveniente del circuito de cenotes de la región y que abarcan las tres entidades federativas de la península yucateca.

Los prestadores de servicios dan explicaciones sobre cómo esta belleza fue formándose al paso de los milenios, mientras los visitantes nacionales y extranjeros que llegan se sumergen en sus momentáneamente frías aguas, pero que tras un “chapuzón” se vuelven tibias y agradables.

Tras remojarse y nadar en sus aguas, donde incluso es posible usar snorkel para ver mejor el fondo del cenote, hay nuevas oportunidades de diversión en ese complejo ecoturístico con el uso de tirolesas de árboles adyacentes.

Asimismo, ceremonias que recrean ritos prehispánicos, algunos de ellos mayas, complementan el paseo de quienes elijan a Yaxmuul en su paso por la Riviera Maya, donde además hay un atractivo adicional: la gastronomía.

Tras un buen baño en el cenote y saciar los sentidos de la vista, del tacto y del oído viendo, tocando y oyendo sonidos inéditos de la fauna regional, el del gusto cobra un importante papel al poder probar la mundialmente conocida cocina yucateca.

De acuerdo con la tradición yucateca, que dicta un guisado para cada uno de los siete espacios de la semana, los paseantes pueden saborear un poc-chuc (carne de cerdo en filetes finos asada al carbón, marinada con naranja agria, complementada con tomate y cebolla con frijol kabax (frijol líquido).

O bien, un frijol con puerco, que según la tradición se come los lunes, o la emblemática cochinita pibil enterrada, acompañada, como ocurre con esos otros dos guisos, con tortillas calientes, hechas a mano, recién salidas del comal.

Todo ello permite darle un toque final perfecto a la aventura de adentrarse a la selva maya para conocer su fauna, a quienes ahí viven y se ganan el sustento diario y al maravilloso cenote Yaxmuul, orgullo de la región y de todo México.

Fuente: Cancún, 7 Nov. (Notimex).