Los Juegos Olímpicos son siempre una sensación para chicos y grandes, el mundo en general pone los ojos en un evento que une sin duda al más alto nivel de atletas internacionales. El sentimiento nacionalista a flor de piel cada que un compatriota pelea, corre, nada, juega, salta o lanza una flecha es incontenible. México recibió al mundo deportivo internacional en 1968, única ocasión en la que la máxima competición deportiva ha llegado a nuestro país.

La llama Olímpica ha sido desde la antigüedad un símbolo que representa la pureza de los juegos y es una tradición hacer un recorrido con la antorcha algunos meses antes del inicio al rededor del mundo. Visita lugares de punta a punta para contagiar el ambiente Olímpico que se avecina cada 4 años. Siendo la mayoría atletas quienes se encargan de portar el fuego Olímpico para encender el pebetero del estadio, se vuelve un momento histórico. Todos los reflectores sobre el instante en que se da inicio a un evento que solo las guerras mundiales han podido parar. Aunque no siempre son atletas y es que en los JO de Tokio en 1964, Yoshinori Sakai, quien naciera en ese inolvidable 6 de agosto de 1945, en medio del día en que la bomba nuclear destruyó aquella ciudad, portara el fuego Olímpico para llevarlo hasta el estadio donde darían comienzo dichos Juegos, simbolizando con aquel hombre el regreso de Japón como país, levantándose de tan lamentable momento.

El fuego, que desde siempre ha sido considerado un elemento sagrado, ahora representa el inicio y el fin de los Juegos Olímpicos en turno, a partir de que este se prende en el estadio y da lugar a las competencias. En tiempos pasados, el resultado de que se apagara en medio del evento, era su cancelación, a causa de un mal augurio.

El símbolo de la antorcha, tiene historia ya que por primera vez viajó en barco a través del Canal de la Mancha en 1948, para 4 años más tarde viajar en avión con destino en  Helsinki en 1952.

En los Juegos Olímpicos organizados por  Melbourne en 1956, la disciplina ecuestre se realizó en Estocolmo y la antorcha olímpica hizo su recorrido hasta allá por medio de un caballo.

Para Sidney 2000 la antorcha fue llevada bajo el agua a cargo de buceadores cerca de la Gran Barrera de Coral.

En una particular y muy espectacular forma de iniciar los juegos en Barcelona 1992, el atleta de arquería, paralímpico Antonio Rebollo, lanzó una flecha de lado a lado del campo para encender el pebetero en uno de los más memorables momentos de la historia de los JO.

 Han pasado los años y la tecnología y creatividad han incrementado su aportación en todos los aspectos relacionados con los juegos, han ido de la mano con la organización y desarrollo de los mismos, un evento deportivo de tal magnitud que centra la atención de patrocinadores, turistas y medios de comunicación,  no podía quedarse atrás y así, cada 4 años, la ciudad sede, se prepara para recibir a países de todo el orbe, atletas de múltiples culturas, colores, idiomas y deportes y nos entregan cada inauguración y clausura, acontecimientos dignos de recordar y disfrutar.

Entre las más destacadas personalidades que han portado el fuego Olímpico en su última etapa, se encuentran el ex-futbolista francés, Michel Platini, tres veces asistente a una Copa del mundo, representando a la selección gala, así como el ex-campeón de pesos pesados, el norteamericano Muhammad Ali para Atlanta en 1996.

En estos momentos la llama Olímpica se encuentra haciendo su tradicional recorrido mundial, con un diseño cómodo para transportarse, estará haciendo una visita espectacular y es que un astronauta ruso, un japonés y un estadounidense, llevarán a la antorcha  a conocer el espacio. Si bien ya lo había hecho pero sin bajar de la nave encargada, esta vez, si lo hará, obviamente con medidas de seguridad puestas al máximo y sin fuego, la antorcha sigue rebasando fronteras, quizá en algunos años podamos verla en Marte, no debería sorprendernos.