Cuando vives con una enfermedad crónica, significa que vas a tener que lidiar con tipos de estrés que otras personas ni se imaginan, como las visitas frecuentes al doctor, síntomas difíciles de manejar y mantenerte al corriente con tus medicamentos diarios.
A esto agrégale las presiones de la vida cotidiana y todo puede volver muy abrumador con facilidad.
Mientras que cada enfermedad es diferente, los doctores recomiendan que aquellas con condiciones crónicas se mantengan activas.
Pero un hábito de ejercicio regular puede ser difícil para cualquiera, mucho más si tienes algún problema subyacente. Así que aquí te platicamos un poco sobre cómo salir adelante en tu rutina de fitness si padeces de alguna condición crónica.
Conoce tus límites y aprende a aceptarlos
Comprometerte a una rutina regular de fitness puede parecer abrumador si sufres de algo como la enfermedad de Crohn, para dar un ejemplo. Intenta integrar el movimiento en tu rutina de manera orgánica.
Hay muchas maneras de mantenerte activa, ya sea saliendo a correr o paseando a tu perro. Puede ser tan sencillo como caminar dentro de tu casa mientras pones algo de música o simplemente estacionándote lejos de donde tienes que ir o subiendo por las escaleras en vez del elevador cada que puedas.
Ajusta la intensidad de tu ejercicio
Es importante saber cuándo subir o bajarle a la intensidad de tu rutina dependiendo de cómo te sientas en cualquier día dado.
Puedes salir a correr o practicar tu cardio los días que te sientas bien, pero los días que no te sientas al 100, algo más ligero como un poco de yoga o estiramientos ligeros es buena idea.
Escucha a tu cuerpo y hazle caso y no te extralimites, es importante que tu rutina de ejercicio sea más inteligente que duro.
Toma todo día por día
Habrán días donde tu voluntad podrá más que tu cuerpo y viceversa. Siempre habrán días mejores que otros y no pasa nada. Lo importante es no juzgarte en esos días malos. Se amable contigo misma y tu cuerpo, mírate y felicitate por al menos estar aquí, cada logro es importante aunque sea pequeño, como subir unos pisos en las escaleras aunque sea el único ejercicio que hiciste en el día.
Busca consistencia, aunque sólo sean 5 minutos al día
Siempre intenta darle su tiempo necesario a tu rutina de fitness, pero en los días que te esté costando trabajo, al menos intenta dedicarle unos 5 minutos.
Cuando eres inactiva, tus músculos se tensan, pierdes flexibilidad y el equilibrio y la coordinación sufren. Cuando eres consistente con tu ejercicio, el movimiento se vuelve más fácil.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.