Cuidar nuestro cuerpo es más que mantenernos activas, también implica ser conscientes de cómo movemos y utilizamos nuestras articulaciones. A menudo, se nos enseña a alcanzar nuestro máximo rango de movimiento, pero ¿qué tal si te digo que no siempre es lo mejor?
Ser flexible es grandioso, sí, pero eso no significa que debamos llevar nuestras articulaciones al límite absoluto en cada movimiento. Incluso si eres naturalmente flexible, sobrepasar constantemente tus límites puede generar problemas a largo plazo.
Tomemos el ejemplo común de voltear la cabeza para mirar hacia atrás. Si eres muy flexible, es probable que puedas hacerlo sin problemas. Sin embargo, ¿sabías que, a largo plazo, esa amplitud excesiva de movimiento puede tensar y dañar los ligamentos y músculos del cuello? Es un movimiento cotidiano, pero repetirlo constantemente puede generar consecuencias negativas.
Por ello, sugerimos hacer el esfuerzo de no sobrepasar el 70% de nuestro rango máximo de movilidad. Es un límite que nos permite mantener la flexibilidad sin poner en riesgo la salud de nuestras articulaciones.
Trabajar la fuerza es fundamental, incluso si eres naturalmente flexible. Fortalecer los músculos que rodean las articulaciones es una excelente manera de protegerlas. Esto brinda estabilidad y apoyo, reduciendo el riesgo de lesiones.
No se trata de limitarte, sino de encontrar un equilibrio entre la flexibilidad y la fuerza. ¿Cómo lograrlo? Incorporando ejercicios de fortalecimiento en tu rutina, como el entrenamiento de resistencia o el levantamiento de pesas. Estos ejercicios no sólo te ayudarán a mantener la flexibilidad, sino que también protegerán tus articulaciones.
Recuerda, nuestro cuerpo es como una máquina bien afinada que debemos cuidar con cariño. Escucha las señales que te envía, aprende a respetar tus límites y no siempre vayas al extremo de tu rango de movimiento. Este cuidado preventivo puede marcar la diferencia en tu bienestar a largo plazo.
Para cuidar especialmente zonas como el cuello y las rodillas, donde tendemos a abusar de su rango de movimiento, recomendamos dos ejercicios simples pero efectivos: giros suaves de cuello y extensiones de rodillas con soporte. Estos movimientos ayudarán a fortalecer y estabilizar estas áreas, previniendo posibles molestias.
Ser flexible es asombroso, pero ser consciente de cómo utilizamos esa flexibilidad es igual de importante. Así que, sí, mantente activa, abraza tu flexibilidad, pero recuerda, ¡también es esencial trabajar en tu fuerza!
Publicado por Othón Vélez O’Brien.