emociones

¿Dónde vive lo que sientes?

Hay momentos en los que la tristeza pesa en el pecho o la ansiedad se siente como un nudo en el estómago. Más allá de ser frases hechas, estas descripciones tienen base científica: el cuerpo guarda las emociones. No solo las procesamos mentalmente; las vivimos físicamente.

La ciencia detrás de lo que sentimos

Estudios recientes en neurociencia han demostrado que cada emoción activa zonas distintas del cuerpo. Una investigación del Aalto University en Finlandia mapeó cómo sentimos la tristeza, la alegría, la ira o la vergüenza. Por ejemplo, la tristeza tiende a apagarnos, con una baja energía generalizada; en cambio, la alegría se percibe como una activación en todo el cuerpo, especialmente en el pecho y los brazos. Aquí puedes revisar el estudio completo.

¿Por qué sentimos “con el cuerpo”?

La conexión mente-cuerpo es más profunda de lo que parece. Cuando vivimos una emoción, el cerebro envía señales al sistema nervioso autónomo, que regula funciones como la respiración, la presión arterial o la tensión muscular. Por eso la ansiedad acelera el corazón y la culpa puede generar malestares digestivos. En otras palabras: las emociones no son solo mentales, son corporales.

En esta nota sobre cómo calmar el sistema nervioso exploramos técnicas sencillas para volver al cuerpo y ayudarlo a procesar las emociones que sentimos cuando están desreguladas.

Reconocer para liberar

Localizar dónde sientes las emociones en tu cuerpo puede ayudarte a gestionarlas mejor. ¿El enojo está en tu mandíbula apretada? ¿El miedo en los hombros tensos? Observar estas sensaciones, sin juzgarlas, es el primer paso para transitar lo que vives en lugar de reprimirlo.

Algunas prácticas como el yoga, la respiración consciente o el escaneo corporal son herramientas accesibles para reconectar contigo. En especial, disciplinas como el yoga somático están diseñadas para ayudarte a habitar tu cuerpo con mayor presencia, reconociendo cómo se manifiestan tus emociones sin necesidad de verbalizarlas.

Además, técnicas como el focusing, creado por Eugene Gendlin, proponen que el cuerpo sabe antes que la mente. Aprender a escucharlo puede brindarte claridad emocional sin necesidad de racionalizar cada experiencia. Si quieres explorar más sobre esto, Verywell Mind tiene una guía introductoria sobre focusing.

Tu cuerpo no está “mal”, está hablando

Sentir tensión, cansancio, frío o calor repentino no es solo físico. Muchas veces, tu cuerpo te está avisando que hay algo emocional ocurriendo. En vez de pelearte con la incomodidad, puedes observarla con curiosidad: ¿qué emoción vive aquí? ¿Qué quiere decirte esta sensación?

Reconocer las emociones en el cuerpo no es un ejercicio de control, sino de conexión. Porque lo que sentimos, si lo escuchamos, también se puede transformar.

Publicado por Redacción.