Es una técnica erótica que se popularizó en los últimos tiempos. Parte esencial del juego previo, estimula las zonas erógenas, aumenta la sensibilidad y prepara el camino hacia un orgasmo inolvidable. ¿Te animas?
El sexo es salud. Y la risa, también. Entonces, ¿por qué no unirlos en busca del placer? En esto consiste el “tickling”, una técnica que, a través de cosquillas eróticas, lidera el camino hacia un orgasmo explosivo y suma carcajadas al clímax.
Pero más allá de lo puramente sexual, esto tiene una justificación científica. El cosquilleo produce risa, lo que -a su vez- genera endorfinas (la “hormona de la felicidad”) y estimula las áreas del cerebro que se vinculan al goce y el deseo. Por eso, incluir esta práctica en el juego previo es casi una obligación entre las sábanas.
¿Cómo hacerlo?
Para empezar, no hay un área del cuerpo definida. Todo puede convertirse en una gran zona erógena sensible, del cuello o los pezones a la punta del pie, todo vale. Y lo más importante: que cada uno descubra su propio “punto débil”, algo que también puede ser una parte esencial del juego.
Una vez que descubrieron juntos los puntos más calientes de cada uno, manos a la obra. Y nunca mejor dicho. Pueden hacerse mutuamente las clásicas cosquillas con los dedos, apostar por la sutileza y pasar delicadamente las yemas o… ¡Jugar con plumas!
A todo esto le puedes sumar algunos complementos hot como vendar los ojos, atar las muñecas o todo lo que los excite para aumentar la pasión.