Es un día resplandeciente y frío de abril y las paredes vibran suavemente. Abres los ojos justo a tiempo para ver cómo la pintura Wall Smart de tu flamante departamento cambia lentamente de color negro a blanco, mientras las nanopartículas se reacomodan para absorber una parte diferente del espectro visible.
Mientras sales de la cama, las lámparas Trap Lights en el techo empiezan a emitir un brillo suave. Levantas la vista y miras su pantalla, que no es realmente una pantalla, sino una escultura de vidrio que amplifica y conserva la preciosa luz.
Observas cómo parpadean los LED de bajo consumo en el centro de la lámpara y cómo se apagan. La pantalla sigue brillando gracias al reciclaje de sus pigmentos fotoluminiscentes y la reemisión de la luz que absorbió.
Te gusta tu nueva casa aunque sea diminuta. Es una Casa Keret, apiñada en un espacio entre dos antiguos edificios de oficinas; sus paredes y pisos se conectan como si fueran piezas de Lego construídas con módulos D-Process, los bloques prefabricados de alta calidad que conforman tu casa ensamblable.
Alguna vez este callejón se consideró un espacio muerto. Hoy, tú y otros cientos de personas le han dado una nueva vida. Tus abuelos estaban escépticos. Nadie podría vivir en un espacio de tan solo 14 metros cuadrados, dijeron, pero tú aprovechaste la oportunidad. ¿De qué otra forma podrías vivir en el corazón de la megaciudad de Londres?
Miras por tu única ventana y te alivia ver que las calles húmedas brillan con la luz del sol. El nivel de tu tanque de agua Cloudburst estaba bajo y la lluvia de la noche debió haber reabastecido la reserva. Giras la llave del agua potable a la posición de “aguas grises” y llenas el lavabo para tu limpieza matutina.
Antes de retirar el tapón del lavabo, revisas el estado del drenaje en tu pantalla digital DontFlushMe. Aunque es difícil de creer, Londres sigue dependiendo de su sistema de drenaje victoriano y a veces existen dificultades para manejar los desechos de sus 20 millones de habitantes.
Hoy es uno de esos días, así que programas tu lavabo para que se desagüe automáticamente cuando las circunstancias mejoren. Una vez más, agradeces silenciosamente por tener un retrete Zircone que no usa agua. Al menos no tienes que pensar antes de jalar la cadena.
Tu reloj inteligente vibra para anunciarte que es hora de salir. Lo miras para revisar la información sobre la calidad del aire que recibe de la red de papalotes meteorológicos FLOAT de la megaciudad y te sorprendes al ver que está dentro de los límites seguros.
Como en la ciudad se prohibieron los vehículos impulsados con combustible fósil, rara vez has tenido que usar tu respirador móvil CleanSpace. Mientras sales, te aseguras de que tu nuevo termostato predictivo Nest haya aprendido tu rutina diaria y haya apagado la calefacción antes de que salgas de casa.
Tu vecina te sonríe cuando sales de tu departamento y tú le devuelves una cálida sonrisa. Sales a la calle con paso ágil, siempre te alegra ver el pavimento Green to Grey, que incorpora plantas a la banqueta, la cual luce especialmente bien esta mañana, ya que los arbustos y el pasto integrados en la banqueta se rejuvenecieron con la lluvia de la noche.
Llegas al Puente de la Torre, pero el mismo abrió sus vías para ceder el paso a una flota de buques de carga Ecoline que atraviesa el Támesis. Sus inmensas velas ondean con la brisa. Maldices y maldices a los barcos por la demora que ocasionaron, pero sabes que no deberías: los Ecoliners redujeron radicalmente las emisiones marinas y disminuyeron el costo de los productos que se envían a todas partes del mundo.
No obstante, tienes que llegar al trabajo y el puente seguirá cerrado al paso vehicular por varios minutos más. Tu reloj inteligente te recuerda del servicio de Wavejets –una especie de tablas de surf– y te animas a tomarlo. Encuentras una estación en la margen del río, deslizas tu reloj por el lector y recoges tu tabla Wavejet.
Mientras la colocas en el agua y te montas en ella, se enciende con un zumbido. Pides toda la potencia y te sujetas con fuerza mientras es impulsada por propulsores subacuáticos. Estas avanzando bien y sonríes… Los rascacielos y las turbinas de la zona del Canary Wharf —declarada patrimonio nacional— lucen diferentes desde el río. Ni siquiera una salpicadura o dos afectan tu ánimo. Tu ropa y tus gadgets están protegidos con la tecnología Liquipel, que repele las gotas de agua.
Dejas la tabla, eufórico a causa de la experiencia, pero es innegable que tienes frío. Buscas una banca caliente Atlante y te apoyas contra las tibias barras del asiento y el respaldo, absorbiendo el calor que se recoge de la estación del metro que está bajo tierra.
Revisas la lectura en la pantalla de tu Cardiopocket, que muestra tu ritmo cardíaco y otros datos de salud importantes, y te das cuenta de que no estás en tan buena condición como creías. Tal vez deberías usar el Wavejet más seguido.
Tu reloj inteligente vibra de nuevo. Tienes que moverte si quieres llegar a tiempo a la oficina. Miras a tu alrededor y ves un auto eléctrico Hiriko justo a un lado del camino. Colocas tu reloj sobre él y esperas a que se deslice fuera de su pequeño espacio de estacionamiento y que esté listo para ser conducido. Miras el indicador de crédito en tu reloj. Esta puede ser una forma rápida de moverse, pero no será barata.
Tal vez tampoco sea rápida. La pintura reactiva de la Autopista Inteligente advierte que hay obras más adelante, algo muy raro desde que se colocó el Bacteriacreto, una especie de pavimento autorreparable que está integrado con bacterias que secretan calcita. Te sientes aliviado al ver que las obras son menores de lo que creías y que el tránsito apenas se detiene mientras pasas la máquina Dynapac, que cubre las partes dañadas mientras las repara.
Piensas que unos baches no le vendría mal a la autopista. La batería se beneficiaría de una autorecarga por medio de los amortiguadores GenShock, que recargan el auto mientras hacen el recorrido más cómodo.
Llegas justo a tiempo a tu edificio de oficinas ultrasustentables. El sol se filtra por la ventana hasta tu pantalla, así que ordenas a tu ventana Smart Energy Glass que se oscurezca y convierta la luz que absorbe en electricidad.
Enciendes la lámpara Hybrid Fiber que está en el techo, la misma transmite la luz del día por medio de cables de fibra óptica. Recuerdas la primera vez que viste la tecnología en un parque subterráneo como los que hay ahora en todas las estaciones del metro. Tienes una versión miniatura en tu escritorio, una pequeña colección de plantas que crecen felizmente en su compuesto de Hidrogel.
Colocas la bolsa de té y el corazón de tu manzana en tu procesador de composta de escritorio Re-Feed y viertes el fertilizante líquido resultante en el jardín de tu oficina.
Piensas que deberías trabajar un poco y te dispones a lidiar con los envíos del día. Tu ejército de drones mensajeros Matternet responde a tu orden y se disponen a cruzar la ciudad y más. Aclaras la ventana para verlos partir y luego regresas a tu pantalla a monitorear electrónicamente su avance.
Con un interés particular observas a uno de tus drones mientras trae tu almuerzo, el cual más tarde flota sobre tu escritorio mientras sacas el paquete. Lees la etiqueta dinámica Memory Everywhere Thinfilm, que describe la procedencia de cada ingrediente y confirma que la temperatura y el contenido de bacterias cumplen con los estándares de consumo seguro.
Si tan solo tuvieras un plato. Alguien se llevó el tuyo de la alacena –otra vez–, y piensas buscar al culpable. Tu plato está marcado con pintura de seguridad SelectaDNA, así que no será demasiado difícil resolver el crimen.
Te imaginas que envías a uno de tus drones Matternet a ejecutar tu venganza pero rechazas la idea. Por otro lado, piensas, es bueno que desarmaran a los drones desde la ruinosa guerra aérea del año pasado. Será mejor imprimir un plato nuevo con tu duplicador MakerBot.
Cuando regresas a tu casa por la noche, ves que está lloviendo, así que sacas tu Nurbrella, que cubre tu cabeza y tus hombros como si fuera un enorme casco espacial. Seguro y seco debajo de su coraza protectora, te preguntas por qué soportaste las molestias de un paraguas tradicional por tanto tiempo.
Pides a tu reloj inteligente que te indique una vía económica y seca para llegar a casa y te indica que tomes el transbordador autónomo Navia. Tienes suerte. El transbordador llega casi de inmediato, anunciado por el sistema de luces SLS que emite una brillante luz roja cuando el transbordador se acerca a la estación para advertirte sobre su proximidad.
Te relajas y piensas qué cenarás. Es tarde y ha sido un largo día. No tienes ganas de cocinar. Te mereces consentirte, piensas, y tu reloj inteligente te lee las opciones del plan de alimentos compartidos Casserole Club.
Ves que tu vecina, la que te sonrió por la mañana, tiene comida de sobra. Tratas de ignorar la lectura del Cardiopocket. Ya sabes que tu corazón está latiendo más rápido.
CNN