Básicamente este problema está ligado con la manera en la que respiras. Cuando respiras, hay dos caminos por donde pueda viajar el aire: la tráquea, que va hacia los pulmones, y el esófago, que va hacia el estómago.
El aire puede llegar al estómago si ya estás respirando duro y te cuesta trabajo conseguir aire. Esto esencialmente hace que se te infle el estómago, aunque parezca que está hinchado.
Ciertos ejercicios toman más esfuerzo que otros y esta clase de hinchamiento puede ser particularmente común en ejercicios de resistencia, como correr, bicicleta o nadando, debido al factor de fatiga.
Pero sólo porque estás entrenando para un triatlón no significa que definitivamente te inflarás. De hecho, este problema es mucho más común en gente con menos experiencia con el ejercicio o la respiración. Una persona que no está acostumbrada a las exigencias de la fatiga podrían tener dificultades coordinando los músculos de su garganta con los de su boca.
Por suerte, te puedes enfrentar con la respiración para disminuir las posibilidades de que tu estómago se infle. Es importante respirar por la nariz y exhalar por la boca, pero hay ejercicios que pueden ayudar. Es bueno empezar a enfocarse en dar tres respiros de esta manera. También puedes intentar tapándote una fosa nasal mientras practicas estas respiraciones ya que por lo general sólo respiramos por una fosa a la vez, para aprender a regular tu resiración.
Si todo falla, la solución puede ser tan fácil como eructar. Inténtalo, verás que te sentirás mucho mejor.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.