fuego

1. Entra el virus
Aunque muchos lo crean, la gripa no tiene nada que ver con fuegos. El culpable es el virus de herpes simplex tipo 1. En algún momento de tu vida quizá hayas besado a alguien infectado y las membranas mucosas en tus labios le dieron acceso libre.

2. Hackea tus células
Después de que la herpes se haya colado en tu cuerpo, entra a las células de tu piel. Ahí su ADN se replica en el núcleo de las células. Este proceso permite que el virus se propague a más células. Tarde o temprano infecta tus nervios y luego se desplaza hasta la base de tu nervio trigémino donde se oculta.

3. Tus anticuerpos lo atacan
Tu cuerpo se percata de que fue infiltrado. Las células infectadas alertan tus ganglios linfáticos que movilizan a los glóbulos blancos para combatir el virus. Pero en este caso, los glóbulos blancos sólo pueden contener el virus, no destruirlo.

4. El estrés te perjudica más
Cuando sea que estés bajo mucho estrés se elevan tus niveles de cortisol. Esto es bueno si tienes que discutir con tu jefe o huir de tu pareja, pero debilita tu sistema inmunológico. Tus reservas de glóbulos blancos se quedan a cuidar tu cuerpo del herpes.

5. Estalla tu labio
Dándose cuenta de que ya no hay glóbulos blancos suficientes cuidándolo, el virus aprovecha la oportunidad para escapar. Regresa a los nervios para atacar las células en tu piel. Sientes una sensación incómoda en tu labio y pronto ya puedes ver el fuego. Tu sistema inmunológico necesita entre 10 a 14 días para poder regresar el virus al final de tus nervios nuevamente.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.