Así que encontraste a un terapeuta y ya pasaron esos días de “prueba” para que se conozcan ustedes dos. Sólo hay un problema: tu terapeuta. A veces no hace click contigo y resulta que no es la opción para ti, ¿ahora qué?

Aquí te platicamos un poco de lo que deberías de observar en tus sesiones de terapia para darte cuenta que tu terapueta no es para ti y es tiempo de buscar a alguien diferente.

No le estás sacando ni un provecho

No hay una regla definida para cuando tengas un gran avance en tu terapia, si es que pasa. Pero una vez que defines tus expectativas y tus metas con tu terapeuta, deberías de poner atención a cómo te sientes después de cada sesión.

No vas a salir feliz de cada sesión, pero si después de varias semanas yendo, no sientes que estás llegando a algo, quizá no estés logrando lo que necesitas con tu terapeuta y es hora de ir con alguien diferente.

Sus personalidades no son compatibles

Tu terapueta no tiene que volverse tu mejor amigo, pero tampoco debería de ser tu peor enemigo. Una buena relación con tu terapeuta no debería de tener una “tensión sana.”

La terapia debería de ser gratificante, un reto, difícil e iluminadora. O sea, no es para contar el chisme o para quejarte de la gente en tu trabajo. Necesitas alguien en quien puedas confiar con tus emociones pero que te diga cuándo estás mal.

Una forma de medir la compatibilidad es con una entrevista previa a la primera sesión. Algunos terapeutas harán una llamada de 10 minutos contigo para aprender un poco sobre ti y tus metas con la terapia. También es una forma para que tú lo conozcas y ver si vale la pena empezar con él.

Quizá simplemente te sientes mejor

Puede que tu terapia llegue a su fin naturalmente. Cuando esto pasa puedes establecer una nueva meta a la cual llegar o simplemente se termina la relación de paciente/terapeuta.

La terapia no es algo que tienes que hacer por años ni décadas una vez hayas empezado. Al menos, este no es el caso para todos. Muchas personas se dan cuenta que después de unas cuantas sesiones adquieren todas las herramientas necesarias que les hacían falta al principio.

No te sientas mal por dejarlo

La gente deja a sus terapeutas todo el tiempo por varias razones, así que están acostumbrados a las pláticas incómodas de que ya te toca irte a nuevas cosas.

Si sientes que tienes que parar la terapia por cualquier razón, ya sea que te sientes incómoda o sientes tensión, entre miles de otras razones que podrían haber, háblalo con tu terapueta.

Y se honesta con las razones por las cuales no está funcionando. Quizá no tengas que cambiar de terapeuta y sólo faltaba que aclararas en qué dirección querías que fueran las cosas.

Si es hora de buscar a alguien más, tu terapueta podría recomendarte a alguien más apto para ti, y si lo que quieres es un simple descanso, también vale la pena hablarlo.

Pero no dejes de terapia así nada más

Es importante que dejes saber a tu terapeuta que ya no vas a querer ir con él con anticipación. Esto les dará a los dos tiempo para preparar lo que sea que venga después.

Pero si dejas la terapia de un día para otro sin un plan ni nada, puede ser un gran reto emocional.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.