Casi el 20% de los cubanos tienen más de 60 años y en un futuro próximo un tercio de los habitantes del archipiélago serán personas de la tercera edad. El último censo de población pone sobre la mesa uno de los problemas más complejos que enfrenta Cuba, que las autoridades ahora empiezan a reconocer.
“La sociedad se tiene que preparar para el envejecimiento”, dijo el vicepresidente Marino Murillo a los diputados en diciembre pasado, agregando que esa tendencia “ya no tiene solución, eso va a ocurrir y no se puede transformar en el corto plazo”.
La situación ha llegado al extremo de que hoy es mayor el número de ancianos que el de los niños y adolescentes. Inciden en esta realidad la reducción de la natalidad, el aumento de la esperanza de vida y, en menor medida, la emigración de jóvenes.
Entre los diferentes retos que enfrenta una sociedad tan envejecida, uno de los más complejos es la atención de las personas de la tercera edad. La prolongación de la vida hace que hoy haya ancianos cuidando de sus padres, casi centenarios.
Económicamente implica que cada año aumenta el número de jubilados a la par que disminuye el de ciudadanos en edad laboral. El gobierno remodela los asilos y las Casas del Abuelo pero la realidad es que las plazas se quedan muy por debajo de las necesidades.
Padres de hijos ancianos
A sus 97 años Margarita Roca camina con alguna dificultad pero mantiene la cabeza muy clara. La encontramos recién bañada, sentada en su sillón y almorzando, bajo la atenta mirada de su hijo menor, Raúl Arias, quien a los 71 años asume su atención.
Este cuadro será cada vez más común en la medida en que continúe aumentando la esperanza de vida, cuyo promedio supera hoy los 78 años, aunque el de las cubanas llega a los 80. Contribuyen a esto diferentes factores pero la amplia cobertura de salud es clave.
Margot –así quiere que la llamemos- nos dice riendo que el principal problema que hay en su casa es que ella es “muy majadera” pero nos explica que últimamente se porta mejor, come a la hora y se baña sin protestar. Solo pelea con su hijo para que la deje trabajar.
Raúl, sin embargo, enfrenta dificultades mucho más serias: “Vivimos de dos jubilaciones que no alcanzan, para poder cuidarla he tenido que dejar de trabajar y todos los precios están por la nubes. Me cuesta mucho comprarle la leche, por ejemplo”.
“Tenemos $200 de jubilación cada uno (U$D 8)”, nos cuenta Raúl y explica que esa cantidad no alcanza. “Se nos va todo en el pago de la luz, la balita del gas, el agua, el periódico y el teléfono. Por suerte mis hijos me ayudan a llegar a fin de mes”.
Cuidados, buenos pero escasos
Cuba cuenta con proyectos interesantes para la tercera edad como la Universidad del Adulto Mayor, donde estudian jubilados, la práctica generalizada de ejercicios como el Tai Chi o las Casas del Abuelo, en las que los ancianos pasan el día mientras sus hijos trabajan.
Estos centros son una solución para apoyar a las familias. Allí se relacionan con gente de su edad, hacen ejercicios, comen y juegan, nada de esto se paga pero solo hay 230 casas, con capacidad para cubrir apenas una tercera parte de las necesidades de la sociedad.
Los asilos de ancianos también son gratuitos pero en todo el país existen 127, con un total de 9.000 camas. El gobierno planea construir nuevos 13 asilos y 140 Casas del Abuelo antes del 2015 pero sigue siendo poco para un país con más de 2 millones de adultos mayores.
Elizardo Sanpedro, trabajador del asilo Santovenia, institución regentada por la Iglesia Católica y la Salud Pública, explica que tienen 450 personas internas, alimentan a 150 abuelos más y mantienen una la lista de espera enorme.
“Muchos ancianos quieren venir, este es el mejor de todos los hogares, el resto están en un estado lamentable”, dice Sanpedro y agrega que aquí no hay tanta corrupción: “Lo que viene para los abuelos las monjitas se lo dan a ellos, nada se pierde”.
Sin reemplazo poblacional
Alberto Fernández, jefe de atención al adulto mayor de Salud Pública, explicó que Cuba es la primera nación de América Latina donde los mayores de 60 años (18,3%) superan al grupo de 0 a 14 años (17,3%). Lo que deja al país sin reemplazo poblacional.
“La sociedad se tiene que preparar para el envejecimiento” – Marino Murillo, vicepresidente de Cuba
Además de la mayor esperanza de vida, influye la baja natalidad, la cubana tiene como promedio 1,69 hijos. Las razones son muy variadas pero destacan las dificultades económicas, la integración laboral de la mujer y, en particular, la escasez de vivienda.
Podría influir los jóvenes que dejan el país, sin embargo, los privilegios migratorios de los cubanos en Estados Unidos hacen que emigren también muchos ancianos. Según el Coronel Lamberto Fraga, durante el 2013 el mayor grupo de viajeros tenían entre 40 y 60 años.
Cuba no está preparada aún para atender a una población tan envejecida. En las ciudades abundan las barreras arquitectónicas, las jubilaciones son insuficientes, no hay un transporte colectivo adecuado, las Casas del Abuelo son escasas y los asilos tienen una capacidad mínima.
Adecuarse a esta realidad es su mayor reto.