Es una forma de tomarse la vida que se ha vuelto a poner de moda con el estrés que sufrimos en la actualidad. El downshifting ya existía en los años 80, en Estados Unidos ya hubo un movimiento entre altos ejecutivos que optaron por una “mayor” calidad de vida. Estos trabajadores parecía que lo habían logrado todo, pero realmente no eran felices ya que el estrés laboral no les permitía disfrutar de la vida.

Obviamente, para incorporarse al movimiento downshifting hay que tener muy claro que es lo que prima en tu vida. Al practicar este estilo de vida, muchas veces se debe renunciar a los mejores sueldos, ya que no trabajas tanto y vives más.

Es verdad que el estrés laboral hace que muchas personas lleguen a tener problemas de salud, así que el downshifting podría ser una buena alternativa. No hay que ser radical y cambiar de repente tu ritmo de vida, pero sí que puedes incluir algunas de sus premisas para estar más relajado en tu día a día. Algunas de las “normas” del downshifting serían prescindir de los gastos superfluos, solo mantener una tarjeta de crédito (para emergencias), utilizar transporte público, trabajar aproximadamente 30 horas a la semana, no llevar reloj si no es necesario… Estas solo son algunos de los 101 mandamientos que proponen para este estilo de vida.

El autor de libro “Vivir más, trabajar menos: downshifting, una nueva opción de vida”, John J. Drake, apuesta por el downshifting porque él mismo decidió llevar un estilo de vida más simple cuando se dio cuenta de que con su trabajo como ejecutivo disminuía su calidad de vida. Otro escritor pro downshifting es Duane Elgin, que a través de su libro “Simplicidad Voluntaria” ha sabido mostrar la realidad de este movimiento.

(Forbes)