Un grupo de científicos están desarrollando un detector que, con unas técnicas ingeniosas de procesamiento, puede convertir las paredes o el piso en una especie de espejo virtual para poder ver a la vuelta de las esquinas, permitiendo que se pueda localizar y rastrear un objeto en movimiento cuando no esta a la vista.

La superficie reflectora de un espejo funciona al reflejar luz esparcida desde un objeto a un ángulo bien definido hacia tu ojo. Porque la luz es dispersada de distintos puntos sobre el objeto es reflejado desde el mismo ángulo, tus ojos puedes ver una imagen clara del objeto. En comparación, una superficie no reflectora dispersa la luz al azar en todas las direcciones sin crear una imagen clara.

Sin embargo, existe una forma de conseguir información de un objeto incluso de la luz que parece estar dispersa al azar. El método de estos investigadores depende de tecnología de medición de distancia de láser, que mide la distancia hacia un objeto basándose en el tiempo que le toma a un pulso de luz viajar hasta el objeto, esparcirse y viajar de regreso al detector.

En su principio, la medida es simple. Una pulsación de láser es rebotada sobre el suelo y se dispersa en todas las direcciones. Una pequeña fracción del láser tiene contacto con el objeto y la luz que es rebotada es registrada en el suelo junto a donde el láser hizo contacto con el suelo.

Debido a que la velocidad de la luz es conocida y es constante, al medir el tiempo del intervalo entre el comienzo del pulso del láser y la luz dispersa alcanzando el punto junto al láser, la posición del efecto puede ser triangulada.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.