Quizá quieras pensarlo dos veces la próxima vez que quieras ir al gimnasio para desquitar un poco de tu ira. Resulta que hacer ejercicio mientras estás enojado puede causar un infarto.

Se llevó a cabo un estudio donde casi 12,500 pacientes que tuvieron un infarto reportaron qué hicieron y cómo se sentían una hora previa al ataque. También reportaron sus actividades y estado emocional del día anterior al infarto.

Resulta que los pacientes eran más propensos a sufrir de un infarto si hicieron ejercicio y se sentían enojados durante la hora o el día antes del ataque. Después de analizar los datos, los investigadores estimaron que sentirse enojado duplica (o más) las posibilidades de tener un infarto, al igual que el ejercicio. Pero si estás enojado mientras haces ejercicio, esto triplica el riesgo.

Esto es porque tanto el ejercicio intenso y el enojo causan que tus vasos sanguíneos se hagan más angostos. Como resultado, tus vasos podrían no brindar suficiente sangre a tu corazón para entregar el oxígeno que necesita para funcionar y esto es lo que causa el infarto.

Aunque los descubrimientos dan un poco de miedo, vale la pena notar que es raro que esto suceda en gente saludable menor de los 60 años. Sólo alrededor del .3% de hombres entre los 20 a 39 años de edad y el 3.3% de hombres entre los 40 y los 59 sufren de infartos.

Si te encuentras dentro de estos grupos sin algún historial de enfermedades de corazón, está bien que hagas ejercicio mientras estés enojado. Los beneficios de la actividad física, como reducir el estrés y mejorar el bienestar de tu corazón, ganan contra el riesgo de un infarto en personas jóvenes y saludables. Sólo procura hacer un calentamiento de baja intensidad.

Ejercicios de baja intensidad probablemente te calmen, potencialmente eliminando esos riesgos inducidos por el enojo en tu sistema cardiovascular. Cuando esto pase, puedes empezar gradualmente a hacer un ejercicio más intenso.

La gente mayor de los 60 años deberían de tener más cuidado, porque el riesgo de un infarto es mayor de entrada. Más del 10% de hombres entre los 60 a 79 han tenido uno.

Lo mismo aplica para aquellos con sobrepeso, que tienen la presión sanguínea alta o si tienen historial de enfermedades al corazón en la familia.

Antes de empezar cualquier nuevo programa de ejercicio, acostumbrate gradualmente y habla con tu doctor para asegurarte de que tu corazón aguante el ejercicio.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.