Tuviste un mal día en el trabajo, te sientes frustrado e irritable, para cuando sales de la oficina sientes que te está saliendo humo por la cabeza. ¿Pero cómo puedes dejar este malestar en el trabajo y no llevarlo a la casa?

Según un estudio reciente, existen dos maneras comprobadas para evitar llevarte tu mal humor de la oficina a casa: ejercicio y dormir.

Tras medir los datos de sueño y actividad de 118 estudiantes con trabajos de tiempo completo, descubrieron que aquellos que daban más de 10,900 pasos al día tenían menor probabilidad de llevarse sus problemas en el trabajo a casa comparado con aquellos que daban menos de 7,000 pasos. Esto se refiere a comportamientos negativos que afectan a otros, particularmente sus parejas o parientes, desde pequeños episodios de coraje y críticas a confrontaciones físicas.

También se calificó la calidad de sueño de los participantes. Aquellos que salieron altos en la eficiencia de sueño (que permanecían dormidos más tiempo mientras estaban en la cama, sin despertar a lo largo de la noche) solían ser menos afectados en el hogar por sus frustraciones en el trabajo.

La razón por la cual el ejercicio y el sueño tienen un efecto protector que tiene que ver con sus efectos regulatorios en el organismo.

Cuando la gente duerme mal, suelen sentirse drenados y menos motivados, como resultado, son más susceptibles a llevar a cabo malos comportamientos ya que no pueden superar las emociones negativas creadas en el trabajo. Sin buenas capacidades autorreguladoras, eres menos capaz de reprimir los impulsos de portarte mal.

Pero el ejercicio funciona de manera contraria. Tiene un efecto renovador o energizante, que suele mejorar tus capacidades autorreguladoras.

Lo principal que hay que notar aquí es que el mal sueño está vinculado con el mal comportamiento en casa, pero el efecto puede ser contrarrestado con suficiente ejercicio y enfocándote en mejorar la calidad de tu sueño.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.