Escrito e ilustrado por Franco Mattiello

Anteojos, espejuelos, lentes, gafas, o como sea que les llamen, en lo personal tengo un gusto especial por esta clase de objeto, que hoy existe una gran variedad de diseños, colores y sabores. Sin embargo y como ya es costumbre me gustaría profundizar en su origen y evolución. Ya que es un objeto que esencialmente cumple una función y posteriormente se le atribuyó la carga estética.

Hay registros del uso de piedras preciosas para agudizar la calidad de la vista desde los tiempos de Nerón en el siglo I quien supuestamente usaba una esmeralda como lente para poder ver con mayor nitidez las peleas de los gladiadores, esto debido a su miopía.

En 1249 el fraile filósofo inglés Roger Bacon formuló la primera afirmación acerca del uso de lentes para mejorar la visión para ayudar a los présbitas gracias al aumento proporcionado por un segmento de cristal, él talló los primeros lentes con la forma de lenteja.

En 1451, el erudito alemán Nicolás de Cusa propuso el empleo de lentes cóncavas, más delgadas en el centro que en los bordes, a fin de ver de lejos.

Es hasta el siglo XVIII que aparecen los anteojos con varilla corta que se sujetaban sobre los temporales del cráneo, a finales de siglo fue surgieron las varillas largas que se sujetaban de las orejas.

En el siglo pasado después de la segunda revolución industrial comenzaron a producirse los armazones de otros materiales gracias a la energía hidroeléctrica y la explotación del petroleo.

En 1999  en donde se habla de una cuarta Revolución Industrial (que comienza en los 70) caracterizada por el desarrollo absoluto del consumismo, los servicios y sobre todo la cibernética, Ciba Vision presenta la primera lente que, por su revolucionario material, permite  poder dormir con ella durante 30 días, permitiendo el uso continuo durante un mes.

Ahora ya lo sabes