El 11 de marzo de 2011, el terremoto más fuerte en la historia registrada de Japón golpeó a poco más de 128 km de la costa de la isla de Honshu. Un posterior tsunami generó olas monstruosas de hasta 40 metros de altura que golpearon la costa y causaron numerosas muertes, dejando a cientos de miles de residentes sin hogar y paralizando la infraestructura del país. El artista Keita Miyazaki presenció la devastación de primera mano y, debido a la interrupción del acceso a las necesidades diarias y suministros, comenzó a cuestionar la dependencia de la sociedad occidental en la industria y los bienes materiales, así como la forma en que el mundo contemporáneo mide su progreso.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.