Seguro ya sabes que el desayuno es el almuerzo más importante del día, ¿pero cuál es la hora más óptima para desayunar?

Quizá eres de esas personas que les da asco comer inmediatamente después de despertar o quizá despiertas demasiado tarde los fines de semana como para desayunar.

Así que aquí la duda: ¿realmente importa a qué hora desayunes?

La respuesta: sí.

La hora en la que comes es casi tan importante que lo que comes. Lo recomendable es que sea dentro de las primeras dos horas después de despertar.

Comer dentro de este tiempo marca el ritmo para un apetito sano y niveles de azúcar estables a lo largo del día. Cuando el azúcar en tu sangre se altera, suele crear hambre, antojos y que comas de más.

Además, el desayuno activa tu metabolismo. Una vez despiertos, nuestros cuerpos necesitan acelerarse para salir del estado de ayuno.

Esta ventana de dos horas aplica para todos. Sin embargo, si tienes una condición como diabetes, es más importante tener niveles de azúcar estables en la sangre. En este caso, vas a querer hacer esta ventana más pequeña. En estos casos busca desayunar dentro de una hora que te despiertes para mantener esos niveles de glucosa estables.

¿Pero qué si vas al gimnasio?

La cuestión de que si debes desayunar antes del ejercicio depende de cómo tu cuerpo reacciona a esto. Si planeas hacer ejercicio en la mañana, tienes que identificar si tu desempeño mejora o se ve afectado cuando desayunas primero.

Si te duele la tripa a la mitad de tu rutina después de comer, será buena idea dejar el desayuno para después. Pero si te sientes mareado y distraído cuando no desayunas antes del ejercicio, será mejor tener algo en el estómago en este momento.

Esto puede que requiera que experimentes un poco, pero no te estreses. Por lo general es buena idea comer una o dos horas antes o después del ejercicio.

¿Y qué si odias comer en las mañanas?

Lamentablemente, deberías de comer algo de todos modos. Saltarte el desayuno ha sido vinculado con un incremento del riesgo de padecer de diabetes tipo 2. Saltarte un almuerzo en general te puede causar problemas de concentración, niveles bajos en el azúcar de la sangre y alenta el metabolismo.

No tienes que comerte algo pesado, basta con un vaso de agua cuando te despiertes y luego algo ligero o pequeño que puedas llevarte contigo de salida, algo como un yogurt, un huevo duro o una fruta.

Aunque sea algo pequeño ayudarás a tu cuerpo ajustarse a la idea de comer en la mañana, ayudando a incluir el desayuno en tu rutina.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.