Todo lo que consumes termina siendo manejado por tu hígado. Y aunque sea uno de tus órganos más grandes, todo lo que consumas este mes es suficiente para abrumarlo y dejarte con un daño duradero.

Así es cómo dañas tu hígado en las fiestas navideñas y cómo evitarlo:

Cuando empiezas a beber

Cuando te echas uno o dos tragos, tu hígado empieza a trabajar: transforma el alcohol en agua y dióxido de carbono, que terminas orinando o exhalando. También se aferra a lo que pueda utilizar, como los antioxidantes en el vino o los carbohidratos en la cerveza.

Es un proceso común para el hígado, pero metabolizar el alcohol crea ácidos grasos que terminan siendo almacenados como trigliceridos, un tipo de colesterol, hasta que tu cuerpo los utiliza. Normalmente si bebes y comes una cantidad normal, todo estará bien.

Pero luego te echas unos tragos más

Cada vez que bebes mucho, tu hígado recibe un shock y no se puede recuperar. Mientras más bebes, más termina tu hígado almacenando esos trigliceridos para quemar después hasta que se acumulan tantos que tu hígado no puede con todo.

Esto causa inflamación y eventualmente mata las células del hígado, dejando cicatrización en su lugar.

Luego empiezas a comer mucho

No tienes que estar bebiendo para afectar negativamente tu hígado. Todo lo que consumes en las fiestas navideñas puede resultar en enfermedades en el hígado de grasas no alcohólicas. Mientras tanto, toda esa grasa causa el mismo daño que el alcohol (inflamación y eventualmente cicatrización).

Cómo restaurar tu hígado

Tu hígado se puede regenerar si dejas de abusar de él. No necesitas consumir algún producto desintoxicador para conseguirlo tampoco. Tu hígado naturalmente regresa a su estado natural si lo dejas.

Un mes sin una gota de alcohol puede reducir el almacenamiento de grasa del hígado para evitar la inflamación. Puedes ayudar a reparar el daño que le haces a tu hígado al tener una dieta saludable. Bajar 5% de tu peso puede reducir la grasa en tu hígado en un 30%.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.