De entre todos los alimentos con los que trabajamos habitualmente en cocina, hay uno de ellos que es muy molesto a la hora de tratarlo. Estamos hablando de la cebolla y es que es irremediable tener ese lagrimeo característico cuando la cortamos.

Este lagrimeo es la consecuencia de la irritación de las mucosas nasales cuando inspiramos una molécula que sale de la cebolla al cortar sus diversas capas. Esta molécula se llama propanotial y aunque su radio de acción no es muy grande, de 50 a 90 cm, puede llegar a ser muy molesto.

A continuación vamos a exponer unos cuantos trucos que pueden ayudar a eliminar o en todo caso, reducir, estos efectos molestos al trabajar con cebolla.

  • Meter la cebolla en el congelador: Uno de los trucos más utilizados es meter la cebolla antes de utilizarla en el congelador unos minutos o en el refrigerador durante una hora aproximadamente. Haciendo esto, lo que se consigue es que no se desprenda gas o al menos no en tanta cantidad.
  • Agua templada: Otro método es en cuanto pelamos la cebolla meterla en un bowl de agua templada durante un rato. O incluso, cortarla sumergida en el agua, de esta forma los gases que nos afectan no saldrían a la superficie. El inconveniente es la incomodidad de cortar una cebolla en esas circunstancias.
  • Distancia: Otra manera de evitar en gran medida estos molestos gases es alejarse lo máximo posible de la tabla donde estemos cortando la cebolla. Es decir, cortarla con los brazos estirados, de manera que no tengamos la cabeza justo encima de la misma tabla, de esa forma los gases que suban no nos afectaran de igual manera.
  • Utensilios y técnica: Aunque no lo parezca, una de las partes más importantes para minimizar las molestias, es la manera en que cortamos la cebolla. Para empezar se necesita una buena tabla, un buen cuchillo que esté muy bien afilado y sobretodo una buena técnica de corte. Hay que cortarla con mucha decisión y de manera firme. Es importante que el cuchillo esté bien afilado para que no se deslice y se manipule más la cebolla.
  • Tipo de corte: Según el tipo de corte que se realice y la manera en la que lo hagamos el resultado será diverso y lloraremos más o menos. Y es que, por ejemplo, si cortamos la cebolla de manera rápida, no le damos apenas tiempo de expulsar esos gases molestos, con lo cual apenas tendremos lagrimeo. Para poder lograr estos la única manera de conseguirlo es practicar y coger agilidad con los diversos cortes que podemos llevar a cabo: brunoise, juliana, etc.
  • Vela: Un último truco, que no deja de ser curioso, es poner una vela al lado de donde estemos cortando la cebolla. Esta absorbe gran cantidad de los gases de la cebolla, con lo cual conseguiremos no llorar tanto al cortarla.

Ahora ya solo queda poner en práctica estos trucos y ver si de verdad funcionan y conseguimos eliminar gran parte de ese lagrimeo tan molesto a la hora de cocinar.

Fuente: Cocina casera