De pronto te das cuenta de que te deslizas sobre la adultez más rápido de lo que te gustaría, ya tienes más de 20 años y las responsabilidades crecen.
Cada vez es más difícil coincidir con tus amigos, algunos ya hasta tienen hijos y entre eso o la chamba se va haciendo una barrera que te permite verlos poco, a parte de que los amigos son cada vez menos, has dejado de ver a mucha gente que te diste cuenta que no querías en tu vida o se alejaron por si mismos al ver que no tenían la misma visión de las cosas.
El trabajo es cansado, no estabas acostumbrado a tener que proveerte de tus propias cosas, pero sobretodo la responsabilidad de cumplir con los resultados, es algo a lo que poco a poco te tienes que acostumbrar.
Las multitudes ya no son tan divertidas como antes, salir tres veces el fin de semana incluyendo fiestas masivas y un concierto ya no las aguantas como antes, ni tu cuerpo ni cartera pueden con tanta actividad.
De pronto empiezas a darte cuenta de que lo que quieres es encontrar a una persona que sea lo suficientemente interesante y compatible como para querer conocerla más a fondo y poder compartir los pequeños detalles de la vida.
Prefieres buscar hacer menos pero más sustanciales cosas, quieres invertir mejor tu tiempo, elegir bien a la gente de la que te rodeas para aprender y crecer juntos. Te das cuenta de que los 20 son para dejar que el mundo ruede y encuentras una risa por las cosas más simples, encuentras que la adultez si la ves bien no es tan difícil, sólo se trata de organizarte y dar lo mejor de ti.
No pierdas el tiempo en preocupaciones, esta es una de las mejores etapas de tu vida, disfrútala al máximo y deja que el mundo ruede.