Si te has encontrado con el problema de que siempre tienes hambre cuando estás a dieta, pero cuando comes normal se te suman los kilos, seguro has vivido con la frustración de buscar un punto medio.

No te preocupes, mucha gente lucha con este problema cuando quieren vivir sanos y quizá bajar unos kilos en el proceso. La idea es no buscar dietas que prometen resultados rápidos. De hecho, olvídate de hacer una dieta y preocúpate más por mejorar tu dieta (es una diferencia importante).

La diferencia se encuentra principalmente en que uno es a corto plazo y el otro piensa a largo plazo. Cambiar tu dieta no es algo que deberías de hacer por un rato, deberías verlo más bien como un cambio en tu estilo de vida. Pero no te abrumas por esta idea, haz cambios poco a poco hasta que después de un tiempo tu dieta refleje el estilo de vida sano que llevarás ahora.

Enfócate en comer alimentos reales y enteros con tantas verduras, proteínas magras y grasas saludables que sean posibles. No te estreses porque las verduras estén rostizadas con mucho aceite o que las proteínas vengan de una hamburguesa.

Luego aprende a sentirte saciado en lugar de lleno cuando comas. Esto es lo más importante para terminar con ese ciclo de subir los kilos y luego bajarlos. Sin importar lo que estés comiendo, aprende a parar cuando sea suficiente, no cuando te cueste trabajo respirar de tanto que te metiste en la boca. Esto cambiará tu forma de comer por el resto de tu vida. Empieza al dejar el tenedor entre mordidas y piensa sobre cómo te sientes.

Y finalmente, mientras en mejor condición te sientas, más motivación sentirás para comer bien y hacer ejercicio.

Así que en lugar de hacer ejercicio con la meta de bajar de peso, al igual que hacer la dieta por lo mismo, enfócate mejor en tu salud o proponte metas como ganar en un maratón o algo por el estilo. Esto te motivará mucho más que cuando piensas “tengo que ir al gimnasio para bajar unos kilos.”

Publicado por Othón Vélez O’Brien.