A veces la gente quiere consejos, pero a veces lo único que quieren es sacar lo que tienen dentro. Esto es particularmente cierto para aquellos con algún trastorno mental.
Muchas veces tenemos sentimientos que no entendemos que pueden ser desatados por algún evento, ya sea grande o pequeño. Es natural querer guardártelo, es lo que nos han enseñado toda la vida.
Pero cuando por fin te desahogas, inevitablemente alguien te dice que estás exagerando.
Si te encuentras con una persona que se está desahogando, no es lo correcto darles consejos. Hasta un consejo con las mejores intenciones puede salir mal.
La gente que no sufre de ningún trastorno mental ni nada por el estilo suele dar consejos de cosas que funcionan para ellos, pero recuerda que todos somos diferentes y no todo lo que te funcione a ti le funciona a los demás. Dando esta clase de consejo puedes causar más daño al reforzar alguna inquietud o inseguridad y hacer que la persona se sienta peor.
Si se trata de una persona que lleva años yendo con con terapeutas y psicólogos, puede ser hasta ofensivo que tú creas que con unas pocas palabras vas a arreglar las cosas.
En momentos estas personas sí necesitan un buen consejo, pero acuden con su psicólogo por ello, alguien que entienda la situación por la que están pasando o un viejo amigo que ha estado ahí para todo el proceso.
Pero quizá lo más importante que deberías de saber sobre dar consejos es que no es más que dar una sugerencia que la persona puede seguir o no. Hasta los buenos consejos de terapeutas son ignorados a veces o no funcionan para todos.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.