Para solucionar ese olor a aliento de leche, queso o ese agrio olor de tus pesadillas, hay que entender con lo que estás lidiando primero.
Quizá no pienses en tu boca de esta manera, pero es parte de tu sistema digestivo. Masticar es el primer paso del proceso de la digestión.
Ahora, imagínate a millones de bacterias alimentándose de partículas de comida y tejidos en tu boca, algunos emiten desechos olorosos. Conforme estos microbios digieren los sólidos de la leche (lactosa, proteínas y lípidos), aveces producen un exceso de sulfuro de hidrógeno. Por esta razón, muchas veces después de consumir leche o cualquier otro tipo de lácteo, tu boca huele a huevo podrido.
¿Así que qué puedes hacer al respecto?
Aunque no puedas eliminar el olor por completo, puedes controlar el aroma al enfocarte en los verdaderos culpables por el mal aliento: bacterias gram-negativo.
Esta familia de bacterias (que incluye E. coli y chlamydia) se alojan debajo de la encía, entre tus dientes y en los surcos en tu lengua.
Desafortunadamente para aquellos que les gusta usar enjuague bucal, esto no ayuda con la situación de bacterias de gram-negativo, de hecho, empeora la situación al deshacerse de todas las bacterias, incluyendo las buenas, lo cual puede resultar en un aliento todavía peor.
Para deshacerte de las bacterias de gram-negativo, debes cepillar tus dientes con una pasta dental con flúor al menos dos veces al día si tu aliento es particularmente desagradable después de cada almuerzo.
Procura cepillar en las zonas donde viven las bacterias y usa un limpiador de lenguas también. Usar hilo dental nunca sobra y siempre ayuda.
Básicamente una buena higiene bucal te ayudará a combatir los malos olores de la leche y otros lácteos. Pero la mejor noticia es que en realidad no tienes que dejar de comer queso si es responsable por tu mal aliento.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.