Los efectos intoxicantes del alcohol y la marihuana han sido muy estudiados, pero su efecto combinado – conocido coloquialmente como “cruzarse” o “la palida” – no tiene casi nada de estudios. Aquí hay una idea de cómo la marihuana y el alcohol interactúan en tu cerebro.

Primero lo básico: la marihuana contiene THC, el cual actúa en tus receptores canabinoides en tu cerebro. El alcohol deprime al sistema nervioso central. Intentar comparar a los dos no es ni como comparar manzanas con naranjas. Son drogas muy diferentes. Una forma demasiado simple de explicar la diferencia es decir que el THC tiene efectos cognitivos, como paranoia o un sentido distorcionado del tiempo, mientras que el alcohol afecta funciones locomotoras, haciendo que sea difícil caminar o hablar bien.

Después de tomar una gran dosis de alcohol, los niveles de THC en la sangre se duplican.

¿Así que combinarlos sólo intensifica el efecto de ambas drogas? No precisamente. Después de que un individuo consume marihuana y luego una gran dosis de alcohol, los niveles de THC se duplicaron en la sangre comparado con gente que consumió marihuana y una bebida placebo. La gente que había consumido alcohol en el estudio también detectaron los efectos de la marihuana antes que aquellos que sólo fumaron y describen su efecto como más placentero.

Esto sugiere que ponerse borracho provoca que más THC llegue al cerebro a través del torrente sanguíneo. Una explicación es que el alcohol puede causar cambios en la sangre que aumentan la absorción del THC inhalado.

No hay preocupaciones de que la combinación sea letal, pero cruzarse puede ser más riesgoso que sólo emborracharse o fumar marihuana. También, las dosis permitidas en el estudio eran sustancialmente menores que las que consumen la gente en su vida cotidiana.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.