El deseo de querer parar en medio de un reto físico es normal, al igual que las dudas e inseguridades que corren por tu cabeza. Lo que nos separa de los demás no es el nivel de inseguridades, sino cómo los manejamos.

A muchos nos han enseñado que hay que aguantar, resistir e ignorar el dolor cuando hacemos ejercicio o nos estamos esforzando. Pero así no es como los mejores atletas salen adelante.

Lo mejor es entender y crear espacio para tu mundo interior. Estas son las cuatro claves importantes para superar la incomodidad y salir adelante durante el ejercicio:

Siéntate con la incomodidad

Si te dicen que no pienses en un elefante rosa, va a ser lo primero que cruce tu cabeza. En lugar de resistir, tienes que entrenar a tu cerebro a pensar que no hay nada interesante ahí y que no hay que activar el alarma.

La mejor manera de hacer esto directamente es experimentando la incomodidad y siéntela, tratando de aceptar la situación, permitiendo que cualquier pensamiento o sentimiento entre y salga.

Puedes hacer esto durante el ejercicio, cuando te estás dando un baño frío, cuando estás viendo un video de una presentación que diste o sentada en silencio con tu celular enfrente. Cualquier cosa que te haga pasar por incomodidad es una oportunidad para desensibilizar el alarma en tu cerebro.

No es la incomodidad que importa, es cómo respondes a ella.

Mueve tu enfoque

Los mejores maratonistas aplican algo que se llama una estrategia flexible adaptativa. Mueven tu atención de lo que están llevando a cabo a un estado de distracción intermitentemente. Mantienen su concentración en lo que están haciendo por el tiempo que puedan, hasta que se vuelve abrumador, luego pasan su atención a los espectadores cuando su ritmo disminuye.

Esta habilidad la puedes entrenar. Aprovecha cada momento que vayas a hacer ejercicio como una oportunidad para practicar esta habilidad. Practica eso de enfocarte en tu cuerpo y lo que estás haciendo a lo que sucede alrededor de ti para “olvidarte” por unos segundos del cansancio.

Altera tu voz interior

Cuando estás luchando con una decisión importante en la vida, un consejo útil que se escucha mucho por ahí es “¿qué le dirías a un amigo en la misma situación?”

Esta práctica ayuda a crear distancia entre tú y el problema porque lo ves desde otra perspectiva, como si le estuviera pasando a alguien más. Entrena tu voz interior para tener esta distancia para poder ver la realidad.

Escucha a tus sentimientos

Es común que nos digan a lo largo de nuestras vidas que ignoremos nuestros sentimientos. Pero esto no lo hacen los mejores atletas del mundo porque están entrenados para escuchar a sus cuerpos.

Pueden entender, distinguir y procesar las señales que sus cuerpos les envían. Estas son las personas más resilientes.

Escuchar tu cuerpo no sólo es seguir tus sentimientos a donde te lleven, es ver tus sentimientos como información.

Volverte experta en interocepción requiere que te expongas a situaciones difíciles y demandantes, luego tratando de distinguir entre las diferentes señales que recibas.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.