En estas épocas del mundo, hay un gran porcentaje de la población que padece de alguna clase de problema mental, ya sea preocuparte, ansiedad o estrés. Todos estos problemas pueden ser muy peligrosos y pueden resultar en que desarrolles algo aún peor.

Nuestro cerebro está dividido en el cerebro que piensa y el que no (en un sentido puramente cognitivo, claro) y cada uno tiene sus propias características. Nuestros cerebros están programados para preocuparse primero y luego pensar y las conexiones que van del sistema emotivo al cognitivo son más fuertes que vice-versa.

A esto se le conoce como el sistema límbico y es un juego de estructuras que provocan las respuestas emotivas. Es la parte más viejo de nuestros cerebros (en un sentido evolutivo) y consiste en la amígdala y el hipocampo.

La parte más joven del cerebro en realidad es la corteza prefrontal y se encarga de nuestro pensamiento. Esto podría explicar por qué a veces tomamos malas decisiones. La parte que se preocupa con frecuencia anula la parte cognitiva, pero por suerte, hay una manera de anular esto también.

Vivimos en una sociedad de ritmo rápido que nos llega a abrumar seguido y la estimulación constante pone nuestro cerebro en un estado de ‘luchar o huir’ con demasiada frecuencia, lo cual resulta en que tomemos malas decisiones.

The youngest part of the brain is actually the prefrontal cortex, and it is in charge of our thinking. This might explain why we sometimes make dumb decisions – it’s actually because the PFC is still evolving. The worrying brain often overrules the thinking part of the brain, but luckily, there is a way to override it. We live in a fast-paced society that overwhelms us, and the constant stimulations put our brain in a fight-or-flight response far too often, which leads to bad decisions.

Cómo anular tu sistema límbico

Si pudieras mirar tu cerebro, podrías notar cómo algunas conexiones se prenden desde el sistema límbico hasta la corteza prefrontal–en realidad esto es tu cerebro emotivo diciéndole a tu cerebro cognitivo qué hacer. Sin embargo, al aprender cómo anularlo, conseguirás unos beneficios tremendos.

Es muy sencillo en realidad, sólo apunta en una hoja 3 beneficios que aprovecharías si tus emociones no controlaran tu vida. Si no puedes pensar en nada, unos ejemplos son que ahorrarías más dinero, te estresarías mucho menos y serías más productivo. Procura siempre tener esta lista contigo.

Aprende a dejar de preocuparte

La preocupación es horrible para tu salud mental, por lo cual hay que aprender a revertir el camino default de nuestro cerebro (sistema límbico a la corteza). Una vez aprendas cómo, controlarás la parte de tu cerebro que se preocupa y empezarás a pensar con la cabeza más clara. Aquí hay unos consejos para ayudarte a dejar de preocuparte:

Empieza desde tu creencias irracionales

Debido a nuestras creencias ilógicas, con frecuencia vemos amenazas que no deberíamos. Estas creencias están fuertemente arraigadas a las cosas que “debemos” hacer en nuestra vida, así que una vez que los elimines, te dejarás de preocupar.

Habla para aclarar tus sentimientos

La terapia de comportamiento cognitivo es un proceso en donde los pacientes sustituyen pensamientos negativos con pensamientos positivos o neutros. Esto debería de ayudarte a pensar con mayor claridad cuando estás en un aprieto.

Pon tus emociones a un lado cuando tomas decisiones importantes

Si quieres tomar la mejor decisión de tu vida, deberías de bloquear tus emociones en estos momentos. Somos seres emotivos que somos influidos por argumentos emocionales, pero mientras más pronto separes la lógica y la emoción, tomarás mejores decisiones.

Consigue apoyo de gente que quiere ayudar

El apoyo significa mucho cuando pasas por momentos difíciles. Estas personas pueden funcionar como tu corteza cuando no estás pensando con claridad o si eres adicto a algo que afecta tu sistema límbico.

Aprende sobre el auto control

Una vez que aprendas a controlarte, podrás superar todos tus miedos. Al juntar más y más fuerza a través de buenas decisiones, podrás controlar tus impulsos y volverte mejor persona por ello.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.