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Noruega se salió de la carrera para presentar las Olimpiadas de Invierno del 2022, dejando a Beijing, China y Almaty, Kazahkstan en la elección.

Oslo tenía todo a su favor, con Noruega siendo un país rico y con la gente siendo apasionada por los deportes invernales. Pero el país rico en petróleo no pudo convencer a la gente por votar a favor de invertir sus impuestos en el evento deportivo.

Mientras las Olimpiadas se han vuelto más esplendidas y han adquirido una reputación de ir por arriba de su presupuesto, muchos países occidentales se han rehusado a invertir en este evento tan poco después de una crisis financiera global.

“Donde la gente tiene voz, están diciendo “que dejen a alguien más pagar por él,” dice Victor Matheson.

La investigación de Matheson muestra que antes del 2000, más de 80% de las ofertas para llevar las Olimpiadas eran de países desarrollados.

Pero las economías occidentales sólo forman la mitad de las ofertas actualmente mientras siguen luchando contra deudas y la oposición de los ciudadanos.

Esto le deja el espacio abierto a países en desarrollo que podrían mejor beneficiar de la oportunidad de presentar las Olimpiadas.

“Las Olimpiadas siempre han atraído a países que quiere probar ante inversionistas que sin un país atractivo,” dice Allison Stewart.

Rusia invirtió alrededor de $50 mil millones de dólares en las Olimpiadas de Sochi 2014, volviéndose las Olimpiadas más costosas en la historia.

Mientras que Noruega, Suecia y Polonia han retirado sus ofertas para llevar las Olimpiadas de invierno para el 2022, los países ricos no han salido de las elecciones.

Japón se esta preparando para llevar las Olimpiadas del 2020 en Tokyo. Esto es parte de una estrategia para revivir la economía, promover el turismo y reconstruir su estatus global después de la devastación del terremoto y el tsunami del 2011.

Según una fuente del gobierno de Noruega, el dinero no es la única razón para no llevar las Olimpiadas. Algunas de las demandas del comité internacional de las Olimpiadas eran abusivas. Se esperaba que el Rey Harald de Noruega llevara una fiesta introductoria de dos horas con cientos de funcionarios de las Olimpiadas y sus socios.

También se incluiría un intercambio de regalos y cócteles en el evento. “Es mucho comer y beber, no encaja con la cultura noruega,” dijo la fuente del gobierno.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.