Es muy probable que te hayan quitado el apéndice o las amígdalas en algún momento de tu vida dado que son dos de las cirugías más comunes entre niños y jóvenes adultos.
Ahora, nuevos descubrimientos revelan unos sorprendentes efectos secundarios de ambas cirugías. Según un estudio, quitarte el apéndice o las amígdalas podría incrementar tus posibilidades de embarazarte si eres mujer.
Los investigadores analizaron los registros médicos de más de medio millón de mujeres entre el 1987 y el 2012. Estudiaron específicamente a 54,675 mujeres con apendicectomías y 112,607 mujeres con amigdalectomías y 10,340 mujeres con ambas cirugías, comparando datos con un grupo de control de 355,244 mujeres que no tuvieron ninguna de las cirugías.
Lo que descubrieron fue que aquellas que se quitaron uno, el otro o ambos se embarazaron con una tasa mucho mayor que aquellas que no tuvieron ninguna de las cirugías. 54% de las mujeres con apendicectomías pudieron embarazarse después de la cirugía al igual que 53% de aquellas que tuvieron una amigdalectomía. Mientras tanto, 60% de las mujeres con ambas cirugías se embarazaron eventualmente, comparado con 44% de mujeres que lograron embarazarse del grupo de control. La diferencia es significativa.
La razón por este vínculo no es muy clara. Una teoría es que deshacerse de órganos inflamados hace que la concepción sea más fácil
Sin embargo, los descubrimientos van en contra de ideas pasadas de que estos procedimientos, especialmente la apendicectomía, podría desarrollar tejidos de cicatriz alrededor de las trompas de falopio, disminuyendo las posibilidades de conseguir el embarazo.
Por muchos años, estudiantes de medicina aprendieron que la apendicectomía tenía un efecto negativo sobre la fertilidad y las mujeres jóvenes con frecuencia temían que removerse el apéndice podría perjudicar sus posibilidades de embarazarse más tarde en la vida.
Así que si te quitaste en algún punto de tu vida el apéndice o las amígdalas, deberías de tener en consideración que es más fácil que puedas embarazarte.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.