La gente con frecuencia habla del core como si se tratara de un gran músculo, por lo cual mucha gente asocia el entrenamiento del core con esculpir los músculos más visibles de esta zona: los abdominales.

Pero enfocarte en tu core en tu entrenamiento vale mucho más que sólo un abdomen marcadito (aunque nadie se queja de eso), también puede desatar una mayor fuerza, poder y atletismo en todo el cuerpo, además de que reduce drásticamente las probabilidades de que te lesiones.

Los músculos más importantes del core incluyen el abdominis transverso, multidifus, oblicuos internos y externos, erector de la columna, el diafragma, los músculos del piso pélvico y por supuesto, tus abdominales (rectus abdominis).

Los músculos menores incluyen los laterales, los trapecios y los glúteos (aunque te parezca sorprendente).

Todos estos músculos tienen sus propias funciones únicas. Tus glúteos extienden las caderas y los oblicuos rotan y flexionan el torso, por ejemplo, pero también llevan a cabo una de dos funciones clave que los atan al core: soportan y estabilizan la columna y la pelvis.

Al hacerlo, estos músculos no sólo te brindan control y estabilidad en tu postura, sino que también facilitan la transferencia de poder entre tus extremidades y tu cuerpo superior con el inferior.

Por esto es tan importante darle importancia al entrenamiento de tu core en tu rutina. Mientras más fuerte, más poderoso, dinámico y explosivo puede ser cada movimiento que hagas y con menos lesiones.

Ahora, aunque ya le des mucha atención a tu core en tu rutina con movimientos como planchas, es importante no caer en la repetición constante, de lo contrario tus músculos se acostumbrarán y dejarán de crecer, así que varíale con tus ejercicios.

Publicado por Othón Vélez O’Brien.