El dolor testicular es tan común que es probable que todos los hombres lo hayan sentido en algún punto de sus vidas.
Así que si te duelen los testículos sin razón que se te ocurra, es importante que sepas que varias cosas pueden causar dolor testicular. Aquí hay unas de las razones más comunes:
Torsión testicular
Básicamente esto es causado por mala suerte. Tú te mueves de una manera y tus testículos de otra, y de un segundo para otro, sientes que se te pellizca un nervio. Cuando esto pasa, el dolor es intenso por la cantidad de terminaciones nerviosas que llegan a los testículos. El flujo de sangre también puede ser limitado, contribuyendo al dolor.
Piedras de riñón, estreñimiento, hernia o problemas estomacales
Los nervios que llegan a tus testículos provienen de tu abdomen, incluyendo tu estómago, riñones y ducto digestivo. Si estás estreñido, la presión puede apretar esos nervios. Lo mismo aplica cuando se trata de piedras de riñón pasando por tu organismo o si te duele la panza. Todo esto cae en la categoría de “dolor referido” que significa que no se trata de tus testículos, pero ahí llega el dolor.
Hidrocele
Los testículos tienen una cantidad de fluido alrededor de ellos dentro del escroto, pero a veces puede alterarse este balance de fluidos. Esto se llama hidrocele y es cuando hay demasiado líquido en el escroto. Generalmente notarás hinchamiento y dolor. Se puede remediar drenando el escroto o se puede llevar a cabo una cirugía para reconstruir el tejido.
Varicocele
Esto es cuando se agrandan las venas en el escroto. No causa tanto dolor e incomodidad, pero existe una sensación de que el escroto estuviera lleno de lombrices. La varicocele tiene distintos grados: tercer grado es cuando las venas son muy notorias y se siente aterronado. Segundo grado es menos severo, aunque aún pueden parecer mecates las venas. Y de primer grado hasta podría pasar desapercibido en su mayoría.
Si tienes un caso severo, la acumulación de la presión puede causar mucha incomodidad. Quizá sea necesario llevar a cabo una cirugía donde el doctor redirige el flujo de sangre de las venas dañadas a unas que funcionen mejor.