Aquí te proponemos una solución: sal a la naturaleza. Según nuevos estudios, acampar puede ser el secreto para el sueño perfecto, especialmente durante el invierno. Sólo procura llegar bien abrigado.
El estudio buscaba investigar maneras que las luces eléctricas pueden afectar nuestro ritmo circadiano. Los investigadores le pidieron a cinco personas activas a pasar 6 días en su entorno típico para dormir, luego 6 días acampando sin acceso a ningún otro tipo de luz que no sea natural (ya sea celular, linterna, etc.)
Antes de que Thomas Edison arruinara todo con su gran idea de brindar luz para todos en cualquier momento, nuestros niveles de melatonina (la hormona que te provoca sueño) se elevarían cuando oscurecía, indicándonos de que era hora para dormir pronto, y disminuirían cuando salía el sol.
Pero cuando los investigadores analizaron los niveles de melatonina antes de el viaje acampando, descubrieron que los niveles de melatonina se mantenían muy altos hasta en la mañana, lo cual indicaba que sus cuerpos aún no estaban listos para levantarse. Después de acampar, sin embargo, los niveles de melatonina de los participantes disminuyeron tan pronto se levantaban.
Los participantes dormían 2.5 horas antes en promedio mientras estaban en el bosque, lo cual tiene sentido considerando que el estudio cita una disminución de trece veces menos a la exposición a la luz comparado con su entorno típico.
El invierno potencializa estos efectos porque el sol se pone antes y nuestros cuerpos esperan hacer lo mismo.
La solución es simple, para que tu lunes no sea tan malo, duerme al mismo tiempo que el sol la semana antes.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.