Las exigencias del mundo cotidiano hacen que, algunas veces, descuidemos nuestros hábitos saludables. Por lo general, lo primero que se desatiende es la alimentación porque resulta más fácil consumir comidas rápidas o procesadas. Sin embargo, en la alimentación se encuentra la clave para promover el bienestar físico y mental que contribuye a lidiar con el estrés. Por esta razón, desarrollar buenas rutinas alimenticias que cuiden no solo lo que consumimos sino de qué manera es imprescindible para llevar un estilo de vida saludable y evitar el desarrollo de enfermedades asociadas con la mala alimentación.
La buena alimentación y sus beneficios
La buena alimentación es la que le otorga a nuestro cuerpo los nutrientes que necesita para promover su buen funcionamiento. Como regla general, debe incluir a todos los alimentos que integran la pirámide nutricional, pero conocer los requerimientos de cada uno dependerá del peso, la edad y el estado general de salud de esa persona. Como a través de la alimentación se obtienen los nutrientes necesarios para que nuestro cuerpo funcione correctamente a lo largo del día, es importante planificar las comidas y, en la medida de lo posible, no improvisar. Consumir una dieta equilibrada con la cantidad de calorías que el cuerpo necesita promoverá beneficios corporales, como el buen funcionamiento del sistema inmune y el aumento del rendimiento físico y mental. Además, reducirá el riesgo de padecer enfermedades y mejorará el estado de ánimo, entre otras cosas.
Consejos para lograr una buena alimentación
Consumir una dieta equilibrada es fundamental para incorporar los nutrientes que el cuerpo necesita. Las frutas, verduras y los cereales deben ser la base de la alimentación porque son los que más beneficios aportan. Para empezar, un desayuno que incluya frutas, cereales y lácteos le dará al cuerpo la energía que necesita para enfrentar el día y evitar comer en exceso más adelante. Además, no saltear ninguna de las cuatro comidas contribuye a evitar la ingesta indebida de alimentos a cualquier hora. Establecer horarios fijos y cumplirlos es el primer paso para acostumbrarse a consumir una alimentación saludable. Asimismo, para picar entre comidas nada mejor que algo ligero como frutas o frutos secos.
Además de la incorporación de frutas, verduras y cereales a la dieta, es imprescindible evitar los productos procesados que contienen grandes cantidades de azúcar, sal, grasas trans y grasas saturadas y elegir aquellos que sean naturales. Los productos naturales, como el atún y las semillas de girasol, contienen grasas poliinsaturadas que ayudan a protegernos frente a las enfermedades cardíacas. Por último, evita consumir bebidas alcohólicas en exceso y, en caso de consumirlas, incrementa tu ingesta diaria de agua. Mantenerse hidratado es indispensable para liberar toxinas, mejorar la digestión y promover nuestro bienestar físico y mental.
El riesgo de padecer enfermedades físicas y mentales se incrementa si descuidamos nuestra alimentación. Por esta razón, establecer buenos hábitos de alimentación nos ayuda a incoporar los nutrientes necesarios para llevar una vida sana y obtener los máximos beneficios nutricionales. Cambia tus rutinas y promueve un estilo de vida saludable.