
En el mundo del wellness, el autocuidado muchas veces se asocia con lo suave, lo introspectivo, lo que calma. Pero también hay una forma de cuidarse que es intensa, activa y transformadora: entrenar fuerza. Levantar pesas, hacer músculo, sudar y sentir el cuerpo fuerte es otra manera —muy poderosa— de cuidarse.
Durante mucho tiempo se les vendió a las mujeres la idea de que para “bajar de peso” o “tonificar” lo mejor era hacer cardio, y mucho. Pero la evidencia científica es clara: el entrenamiento de fuerza no solo es más efectivo para esos objetivos, también ofrece beneficios profundos y duraderos para la salud física, metabólica y mental.
Hacer músculo acelera el metabolismo, lo que significa que el cuerpo quema más calorías incluso en reposo. También mejora la sensibilidad a la insulina, protege la densidad ósea (clave para prevenir la osteoporosis), apoya la salud articular y mejora la postura. A nivel hormonal, el entrenamiento de fuerza puede ayudar a regular el ciclo menstrual y aliviar síntomas del síndrome premenstrual. Y más allá de lo físico, también fortalece la autoestima, mejora la relación con el cuerpo y puede ser una herramienta poderosa para lidiar con el estrés.
Sentirse fuerte no es solo una frase motivacional; es una sensación concreta, física, que se gana con disciplina y constancia. No se trata de buscar “ponerse mamadísima” —a menos que eso sea lo que buscas— sino de saber que el cuerpo puede más de lo que muchas veces se cree. Y de darse permiso para explorar esa fortaleza con libertad, sin culpa y sin juicios.
Es importante destacar que no hay razón para preocuparse por volverse “demasiado musculosas” al entrenar fuerza. La mayoría de las mujeres no alcanzarán ese nivel de desarrollo muscular sin un enfoque extremadamente intensivo, que incluye entrenamientos muy específicos y una dieta especialmente adaptada para ganar masa muscular en gran cantidad. De hecho, el cuerpo femenino tiene una menor cantidad de testosterona, la hormona principal para el crecimiento muscular, lo que hace mucho más difícil desarrollar grandes volúmenes de músculo. Así que, no se trata de volverse enorme, sino de fortalecer y tonificar el cuerpo, mejorando la salud física y mental a través de un entrenamiento adecuado.
Entrenar fuerza es también una forma de cuidarse. Una que no siempre es suave, pero sí profundamente transformadora.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.