Solemos asumir que el cerebro y el ejercicio no tienen nada que ver el uno con el otro, pero resulta que esta severamente equivocada esa suposición. Ejercitar el cuerpo es una de las mejores maneras de incrementar tus reservas para el cerebro a lo largo de tu vida.
Considera esto: un estudio alemán descubrió que la gente mayor que llevan a cabo actividades ligeras, como cuidar el jardín, por ejemplo, tienen la mitad de la probabilidad de padecer alguna discapacidad cognitiva mientras envejecen. Otro experimento descubrió que pensionados que daban un paseo algunas veces a la semana tenían mejores resultados en cuánto a su atención y memoria. Pero esto no sólo se observó en gente mayor, niños que caminan a la escuela suelen tener mejor concentración y tienen mejores calificaciones que aquellos que llegan a la escuela en auto.
Una razón por esto podría ser porque el ejercicio incrementa el flujo de sangre, por lo tanto también de oxígeno, hacía el cerebro, lo cual le da energía para pensar. También puede fomentar el crecimiento de las neuronas y quizá ayuda con la liberación de ciertos neurotransmisores y hormonas de crecimiento que son cruciales para el bienestar general del cerebro. Todo esto contribuye a una mejor concentración y memoria.
Para el futuro, algunos investigadores están intentando desarrollar unos ejercicios especiales que incorporan la actividad física con entrenamiento cognitivo para darle la mejor sesión de entrenamiento posible. Los resultados hasta ahora demuestran que la suma es mayor que si hicieras ambos por separado (ejercicio físico y cognitivo). Mientras tanto, este video debería darte más razones para dejar de faltar al gimnasio o empezar con alguna rutina.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.