¿Nunca te has preguntado lo que pensará tu entrenador durante tus rutinas de ejercicio? Pues aquí te decimos qué es lo que piensan de ti mientras te juzgan en silencio:
No quieren saber de tus problemas personales
Guárdatelo para tu terapeuta. Los entrenadores no están para escuchar sobre tus problemas de relación. Están ahí para ponerte en forma.
Te juzgan por el poco progreso que has hecho
Pensarás que tu entrenador quiere que consigas el cuerpo que buscas. Pero independientemente de que si lo consigues o no, recibirá la misma paga. Así que cuando no se ven resultados del trabajo que le estás pagando por hacer, te va a juzgar.
Creen que estás obsesionado con las redes sociales
Si te quejas con tu entrenador porque no te ves como algún influencer de fitness en Instagram, lo vas a molestar. Deja de tener expectativas irreales viendo a otras personas en redes sociales. Algunas de estas personas se ven así por cirugía y mienten al respecto, no te compares con otras personas.
Creen que eres quejumbroso
A nadie le gusta escuchar tus quejidos en el gimnasio, especialmente a tu entrenador. Así que si te quejas de los ejercicios que te ponen, pero no sigues las instrucciones de tu postura y todo eso, es tu culpa no tener resultados.
Creen que tus expectativas no son realistas
Tu entrenador no puede cambiar tu cuerpo mágicamente de un día para otro. La genética tiene un papel mucho más importante en cómo su cuerpo se verá con determinada cantidad de ejercicio. Lo mejor que puedes esperar es lo que te tocó desde que naciste.
Creen que hueles mal
El mal olor te perjudicará en casi cualquier situación social, incluyendo en el gimnasio. Te puedes (y deberías) usar desodorante antes y no sólo después de hacer ejercicio.
Odian cuando pones excusas
Se puntual y responsable. Si no estás progresando, pregunta cómo puedes mejorar en lugar de echarle la culpa a tu entrenador o a cualquier otro factor. Todo depende de ti, no puedes echarle a nadie más la culpa.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.