En el último par de años muchos hemos subido de peso por la razón que sea, pero meter un poco de ejercicio al día en realidad puede ser mucho más rápido de lo que crees.
No necesitas una hora ni media hora, aquí te enseñamos una pequeña rutina que te tomará 7 minutos completar. Claro, siempre es mejor darte el tiempo para llevar a cabo una rutina completa, pero esto es mejor que nada, especialmente si vas más allá de tus límites.
La clave aquí es la intensidad.
Haz esto una vez por día, o dos o tres veces si quieres. Aumentas tu ritmo cardíaco mientras creas fortaleza y atletismo:
Primero calienta con una plancha de 30 segundos, 10 estocadas en reversa y 10 saltos de tijera. Pon un cronómetro a 7 minutos, haz 10 rondas de los siguientes 4 ejercicios y con el tiempo que te sobre mantienes el último ejercicio.
En la primera ronda harás 10 repeticiones de cada movimiento, luego 9 en la segunda ronda y así hasta llegar a 1 en la ronda final.
Sentadilla
Empieza de pie con los pies al ancho de los hombros y el abdomen activado. Baja la cadera, doblando las rodillas hasta que tu muslos estén paralelos al piso. Párate apretando los glúteos. Esta es una repetición.
Medio burpee
Empieza en la posición de plancha. Mantén tus manos en el piso, salta con los dos pies hacia delante, quita las manos del piso y haz el mismo movimiento en reversa hasta quedar en la posición inicial. 1 Repetición.
Mosca inversa
Párate con tu torso doblado a 45 grados del piso con los brazos colgando, esta es la posición inicial. Ahora levanta los brazos hasta formar una T con el torso y bájalos con control. 1 Repetición.
Lagartija
Empieza en posición de plancha, con las manos un poco más abiertos que el ancho de tus hombros, bajando el pecho hasta casi tocar el piso, empuja para levantarte. 1 Rep.
Para terminar: superman inverso
Si te sobra tiempo de los 7 minutos, pásalos acostada sobre tu espalda, con los brazos y las piernas estiradas y levantadas tanto como puedas para que estén lejos del piso. Levanta tus omoplatos y muslos también.
Publicado por Othón Vélez O’Brien.